RELATO SOBRE LA EXPERIENCIA DE SER PADRE – RELACIÓN PADRES E HIJOS

 


   Ser padres no es nada sencillo, no se tiene una preparación previa antes de serlo. Cuando somos padres la vida con ellos se vuelve ensayo y error. Nos sumergimos en un mundo infinito de experiencias espontaneas que en muchos casos nos obligan a tener mucha paciencia. Tener paciencia es indispensable para afrontar muchas cosas en el cumplimiento del rol de padres. Y por ello es importante saber y reconocer antes que nada… ¿Qué es la paciencia? es la búsqueda consciente de esperar, tener calma, equilibrar la mente, las emociones, es la perseverancia hacia una meta, perseverancia ante las pruebas, o una expectante espera por el cumplimiento de una promesa. La paciencia genera fe, esperanza, confianza, tolerancia, razonamiento lógico y buenas decisiones.

   Cuando estamos en calma, llevando nuestras vidas sin apuro, nuestra vida cotidiana se torna más amable y llena de posibilidades. Por otro lado, es importante entender, que hay un tiempo y un lugar para cada cosa, y que en la medida en que logramos comprenderlo, podemos organizar de una mejor manera nuestro tiempo y agenda. Cuando nos armamos de paciencia, somos capaces de afrontar las dificultades y en el tiempo de espera de cada proceso podemos reconocer de una forma más constructiva y positiva la oportunidad para dar lo mejor de cada uno de nosotros cuando llegue el momento como parte de nuestro aprendizaje.

   Cuando tenía 12 años mi papá, me llevaba muy seguido de pesca y aunque podía durar horas en el bote en medio del silencio, sintiendo los latidos de mi corazón, escuchando mi respiración y entre mis dedos el vibrar del nylon por cuanto la carnada era mordida por los peces, nunca pesqué nada, ja,ja,ja, Lo cierto es que al pasar el tiempo ya siendo adulto siempre me preguntaba ante tantas pruebas y adversidades de la vida, ¿Cómo era posible que tuviera tanta paciencia? Y en retrospectiva pude saber que, este ejercicio que hacia cada vez que mi papá me llevaba de pesca me llevó a incorporar a la paciencia como parte de mi ser. Claramente, la paciencia no se desarrolla de la noche a la mañana en la vida de una persona, pero es una actitud que nos enseña a estar en paz con nosotros mismos y con los demás…

    Estando llenos de paciencia reconocemos que el rol de padre solamente construye, nunca destruye. Ser padre representa la creación y la vida. Espero que mis hijos, cuando me haya ido de este mundo, me recuerden no por mis títulos académicos y logros profesionales, sino por mi actuación en el hogar. Donde he buscado a pesar de todo, ser un buen ejemplo, evitando tener malos hábitos ni vicios, hoy en día me genera puntos a favor el hecho de no incurrir en ninguna cosa incorrecta frente a ellos, porque moralmente no les doy excusas, y puedo hacer reclamos sin ser señalado por ellos mismos, por ejemplo; no fumo, no bebo licor, no participo en juegos azar, mi trato con toda persona es basada en el respeto indiferentemente de quien sea o como sea la otra persona, siempre saludo, doy los buenos días, las buenas tardes, las buenas noches, hago correctamente y constantemente el uso de las palabras mágicas “por favor” y “gracias”, mi actitud es la búsqueda para ser un buen reflejo con cada uno de ellos. Eso es exactamente lo que yo siento con respecto a mis hijos.

   Algo que puedo decir con toda seguridad según mi propia experiencia de vida, es que, los hijos varones tienen la capacidad de frustrar e irritar a sus padres hasta los límites máximos. Dejan nuestras herramientas fuera de lugar o dejan desordenadas todas las cosas de la casa, se comen todo lo que hay en la nevera y la alacena, dejan la ropa sucia en todas partes, luego de comer dejan sus platos o utensilios de cocina sin lavar, si derraman algo lo dejan así, usan el baño y no bajan la palanca. Muchos de ellos son impertinentes, irresponsables y difíciles de manejar. O hacen cosas que no tienen ningún sentido para la mente racional.

    Ser padre significa que durante mucho tiempo se ha de tener buena memoria para recordarles a nuestros hijos que, ellos no llegaron por si solos hasta la edad que tienen, que siempre han sido dependientes de sus padres. Además de hacer mención sobre esas actitudes y cosas que hayan hecho para que tengan empatía sobre todo lo que se les ha soportado.

   A mí me ha tocado recordarles que cuando estaban pequeños, uno de ellos casi se electrocuta al introducir las llaves en el conector de electricidad que esta empotrado en la pared, ni hablar de la cantidad de jarrones de cerámica que han roto, el televisor que cayó al suelo por sus impericias, las lámparas de techo rotas por hacer malabarismos dentro de la casa, los teléfonos dañados o extraviados, los pantalones escolares rasgados por lanzarse por una pendiente de concreto, y un sin fin de circunstancias más que de seguir creo que este post debería tener otro título.

   Por supuesto, nosotros, los padres, no debiéramos quejarnos. Una vez, nosotros fuimos muchachos que volvimos locos a nuestros padres, así que tendríamos que aflojarles un poco la cuerda. A pesar de todos los desafíos asociados con la crianza de un hijo revoltoso, uno de los privilegios más grandes en la vida es tener a uno de estos que lo abrace y le diga: “Te amo, papá”.

3 comentarios:

  1. Exactamente asi opino al menos de los hijos varones q es lo que me ha tocado levantar, no es tarea fácil, para b

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  2. No ed tarea fácil para nada, al menos yo lo afirmo por los varones pues me ha tocado vivirlo, son nuestros amados hijos más, a veces nos toca ubicarnos desde otra perpectiva para poder actuar de manera objetiva. Adelante hermano su labor no es en vano, el ejrmplo habla mad que las palabras, Dios lo bendiga cada día mas en su hogar y la crianza.

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  3. Muy cierto. Gracias por tomarte un momento para escribir, eso me alegra mucho. Amen! Gracias por tus palabras. Espero tu próxima visita y te estaría mas agradecido si compartes este tema...

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